Hace poco que Minotauro Esenciales sacó al mercado una nueva versión de La mano izquierda de la oscuridad de Ursula Le Guin, aunque la verdad es que esta novela ya lleva 51 años entre nosotros, desde que se publicara en 1969 por Ace Books. Desde el comienzo se reconoció su calidad literaria, y por eso fue galardonada con los Premios Nébula en 1696 y Hugo 1970; apenas había salido al mercado y ya se había asentado como un clásico de la ciencia ficción.
Considerada como una obra maestra de la literatura de ciencia ficción y feminista, en esta novela se exploran temas como la arbitrariedad de la diferenciación entre los géneros, la inutilidad de la guerra, y los sutiles juegos y maniobras para alcanzar una posición de prestigio social. Pero, más allá de estos temas, este libro ayudó a sentar precedentes y a comenzar discusiones sobre feminismo y fluidez de género que hoy en día, 51 años después de su lanzamiento, siguen siendo relevantes y vitales para nuestra comprensión de nuestra sociedad.
¿Os interesa? Pues hoy os traigo su reseña. ¡Espero que os guste!
«La luz es la mano izquierda de la oscuridad, y la oscuridad es la mano derecha de la luz. Las dos son una, vida y muerte, juntas como amantes en kémmer, como manos unidas, como el término y el camino.»
«Escribiré mi informe como si contara una historia, pues me enseñaron siendo niño que la verdad nace de la imaginación.»
Así comienza su relato Genly Ai, enviado al planeta Gueden —también llamado Invierno por su gélido clima— con el propósito de contactar con sus habitantes y proponerles unirse a la liga de planetas conocida como el Ecumen.
Los guedenianos tienen una particularidad que los hace únicos: son hermafroditas, y adoptan uno u otro sexo exclusivamente en la época de celo, denominada kémmer. En Invierno, Ai contacta con Estraven, un alto cargo que le mostrará cuán diferente puede llegar a ser una sociedad donde no existe una diferenciación sexual.
Sinopsis de La mano izquierda de la oscuridad
Genly Ai es un diplomático terrestre enviado por el Ekumen, la federación galáctica de mundos habitados por seres humanos, a Gueden, un planeta inmerso en un invierno eterno donde habitan unos seres muy similares a nosotros pero con una particularidad especial: no tienen un género definido. Durante tres semanas al mes, su género es neutro, y no tienen características ni comportamientos correspondientes a un hombre o mujer; y durante la cuarta semana se transforman en el proceso conocido como kémmer. Dependiendo de los niveles de feromonas emitidos por uno mismo y su compañero sexual, se pueden transformar en macho o hembra, de tal forma que la pareja pueda procrear; esto significa que un mismo individuo puede ser hombre un mes y mujer el siguiente.
Quizá sea debido a estas características biológicas, quizá sea por las inclemencias del tiempo en Gueden; en cualquier caso, a los guedenianos no les gusta la guerra, y en su lugar se decantan por intrincadísimos juegos de diplomacia e intrigas, donde, si uno no juega bien sus cartas, puede caer rápidamente en desgracia. En lugar de librar batallas con las armas, los guedenianos luchan por obtener, y mantener, el prestigio social.
Y este es el centro de la trama. Porque, aunque se trata de una novela de ciencia ficción, no va de naves espaciales, viajes en el tiempo ni combates contra razas alienígenas. Es una novela que trata sobre el diálogo, sobre entender a aquellos que son diferentes a ti. Es por eso que Genly Ai, el diplomático terrícola, se dará de bruces contra un muro una y otra vez intentando aplicar la lógica terrestre y, particularmente, su razonamiento masculino, a una raza que piensa de formas bien distintas. Y su empresa habría sido un fracaso de no ser por el primer ministro Estraven, una figura enigmática que al principio le resulta antipática, pero que poco a poco se dará cuenta de que hace auténticos esfuerzos por comprender su otredad, y que será la única persona que le brinde la ayuda que necesita para que Gueden se una al Ekumen.
Esta no es, por tanto, una novela de acción. Es una historia filosófica, que nos hace replantearnos nuestras relaciones con los demás, que nos obliga a cuestionarnos las ideas preconcebidas que damos por sentado cuando nos comunicamos con otras personas. Y, sobre todo, nos hace reflexionar sobre las relaciones de género, y sobre si estas son de verdad tan rígidas como creemos.
Mi única pega a esta novela sería cierto viaje que los protagonistas acometen debido a circunstancias adversas. No daré detalles para evitar spoilers, pero esta parte de la novela se me antojó larga y árida, pues no solo se extiende a lo largo de muchos capítulos, sino que ahonda demasiado en detalles que quizá no eran necesarios, como el equipamiento que van a usar para el viaje y la forma en que lo van empleando a cada momento. Sin embargo, este fragmento es muy importante para ahondar en el factor de la comunicación, pues las condiciones extremas que deben soportar ayudará a Genly Ai a sentirse más cercano a esa raza que hasta entonces no acababa de entender, así como a dejar de lado ese excesivo orgullo masculino que había supuesto una traba a la hora de realizar su misión como diplomático.
La mano izquierda de la oscuridad es un tesoro de la ciencia ficción en concreto y de la literatura en general. Pocas obras ahondan tanto en la noción de otredad y en la necesidad de comunicación entre seres pertenecientes a grupos distintos que no hacen esfuerzos por entenderse entre sí. Y todo está hilada de una forma tan amena e interesante que todo ese contenido filosófico tan denso nos entra con facilidad, como si alcanzar ese tipo de reflexiones fuera la cosa más sencilla del mundo. Y es por eso que Ursula Le Guin ha pasado a ser una de las grandes maestras de las letras.
Esta nueva edición de Minotauro Esenciales ha sido traducida por Francisco Abelenda, consta de 336 páginas, y cuesta 17.95€ en versión rústica con solapas o 6.99€ en formato e-book. Si os interesa, podéis encontrarla en Planeta de Libros.
Y vosotros, ¿habéis leído ya La mano izquierda de la oscuridad de Ursula Le Guin? ¿Qué es lo que más os llamó la atención?