Ernest Hemingway a menudo insistía en su ideal de verdad. La literatura tenía que girar en torno a este principio, y los libros llegaban a formar parte de ella una vez el lector los terminaba y los asimilaba en su vida. Es por eso que el descubrimiento de Robert W. Trogdon de que sus novelas contienen cientos de erratas puede resultarnos un poco chocante, pues estas son, en cierto modo, una mentira, una forma de distornsionar la esencia de lo que el escritor de Illinois quería expresar.
Fue Robert W. Trogdon, especialista en literatura americana del siglo XX en el Department of English de la Kent State University, quien señaló que se cometieron muchos errores en el proceso de edición de su obra; por ejemplo, a la hora de transcribir sus manuscritos a máquina. como muestra de ello, cita la confusión de la palabra «hat» con «bat» en el relato «A Way You’ll Never Be», o la escritura del restaurante francés Cigogne escrito como «Ciqoque», volviéndolo irreconocible. Errores pequeños, pero que pueden llegar a cambiar el significado del texto, y de los que hay cientos y cientos.
Trogdon lamenta que no existan versiones actualizadas y contrastadas con los manuscritos originales para asegurarse de que las nuevas ediciones contienen el texto original de forma fidedigna, tal y como pretendía el autor. Sí ocurre esto con otros escritores famosos, tales como F. Scott Fitzgerald y William Faulkner; al parecer, el problema tiene que ver con el Hemingway Estate, que se niega a conceder los derechos pertinentes a los académicos y estudiosos para que corrijan los errores del pasado en la obra de este gran autor americano.
Por ahora, nos tendremos que contentar con leer historias adulteradas por los errores de otros tiempos, pero nos queda la esperanza de que en un futuro podremos leer al maestro Hemingway tal y como él quería que lo hiciéramos.
Vía: The Guardian