El 27 de febrero es el quincuagésimo octavo día del año en el calendario gregoriano. Normalmente quedarín 307 días para finalizar el año, pero como este es bisiesto, quedan 308 días. Curiosamente, el año 308 (CCCVIII) fue un año bisiesto comenzado en jueves del calendario juliano, y fue nombrado como «el del consulado de Valerio y Valerio», quienes estuvieron al cago del gobierno de la Tetrarquía romana. Y curiosamente, 4 son los focos de infección del coronavirus en Italia, donde antaño estuvo el Imperio Romano.
¿Casualidad? No lo creo.
Y es que, si hay alguien que sea capaz de relacionar ideas poco afines entre sí y sacar conclusiones a las que muy pocos se atreverían a llegar, ese es Javier Sierra. Periodista y escritor español, galardonado con el Premio Planeta 2017 por El fuego invisible, Javier es un hombre a quien las explicaciones históricas que nos dan los expertos le parecen menos congruentes que otras menos ortodoxas. Y es precisamente de eso de lo que habla en En busca de la edad de oro.
¿Queréis descubrir los misterios que encierra esta reseña…?
Los enigmas que nos plantea Javier Sierra en este libro son muy diversos: ¿conocían la electricidad en el antiguo Egipto? ¿Pintó Ventura Salimbeni un satélite en un cuadro del siglo XVII? ¿Tenían los habitantes de Centroamérica una planta desconocida que les permitía ablandar las piedras? Y las respuestas que nos ofrece son, normalmente, más evocadoras que persuasivas. Y es que, aunque el autor haga un buen trabajo de investigación y esté dispuesto a viajar de un lado del planeta a otro para dar testimonio fehaciente de sus afirmaciones, el rigor de sus investigaciones es bastante relajado.
Muchos de los temas que plantea ya nos son conocidos. En concreto, no me extrañó descubrir que Javier había leído, e incluso conocido en persona, a Graham Hancock, autor escocés de historiografía alternativa a quien tuve el placer de conocer en Oxford durante la presentación de su libro Los magos de los dioses. Por eso muchas ideas ya me eran conocidas; y es que Hancock, aún siendo más atrevido en sus hipótesis, resulta un mejor orador y divulgador a la hora de expresar conceptos incluso más descabellados que los de Javier Sierra.
Un ejemplo es el del mapa de Piri Reis. En las páginas del libro que nos ocupa, Javier Sierra da bastante veracidad a la teoría de que este mapa está basado en planos de seis mil años de antigüedad que contienen el emplazamiento de la Antártida. En este respecto, Jaime Barrientos va más allá en su libro Ooparts y nos aclara que el dibujante de este mapa, Piri Reis, confundió sus fuentes y las dotó de una antigüedad mucho mayor de la que en realidad tenía. También nos revela que lo que supuestamente es la Antártida puede ser en realidad la tierra de la Patagonia, que sí era conocida en el S.XIV. ¿No ha hecho los deberes Javier Sierra, o es que conoce estos detalles pero prefiere sugerir en vez de aclarar?
Como habréis notado, se me nota bastante escéptico con respecto a la veracidad de los hechos que se exponen en En busca de la edad de oro. Pero que eso no os engañe; disfruté mucho de su lectura, e incluso me fue muy útil como inspiración para posibles temas a tratar en mis novelas de fantasía. Aunque al final de su lectura no salgas convencido por sus argumentos, al menos habrás pasado un rato entretenido y estimulante, no muy distinto de lo que sentirías después de leer El código Da Vinci de Dan Brown.
Y vosotros, ¿habéis leído algo de Javier Sierra? ¿Qué os parece como divulgador científico?