¿Qué hace a Harry Potter tan adictivo?

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¿A quién no le gusta Harry Potter? Aparte de a Voldemort y los mortífagos, claro.

Sean fans o no, casi todo el mundo ha leído los libros o visto las películas, y discutir a qué casa de Hogwarts perteneces se ha vuelto una costumbre entre los potterheads. El éxito de la autora que pasó de escribir en cafés de Edimburgo a ganar más dinero que la reina de Inglaterra es una leyenda en sí misma; en uno de los grupos de escritores a los que pertenezco, no se deja de escuchar el mismo mantra: “ojalá algún día consiga alcanzar el éxito de J.K. Rowling”.

Lo que es sorprendente es que tanta gente (tantos adultos, sobre todo) sean tan apasionados y conozcan tanto sobre lo que se suele considerar como libros infantiles. Basta con hacer una rápida búsqueda del término “potterhead” en Instagram o Pinterest para darse cuenta de que no son solo los adolescentes los que dedican su tiempo al mundo mágico de J.K. Rowling. Lo que es más curioso aún es que se siguen subiendo tantos posts, fotos, y todo tipo de contenido de esta saga sigue como hace once años, cuando se publicó Harry Potter y las reliquias de la muerte. Parece que la gente no va a dejar de hablar nunca del joven hechicero (After all this time? Always).

Por supuesto, también hay grandes detractores de Harry Potter. A menudo se oye decir que no son “literatura”, o no son “buena literatura”. Mucha gente dice que los jóvenes pierden su tiempo leyendo este tipo de libros. Pero, para alguien que se crio leyendo Manolito Gafotas y Pesadillas, y que a menudo ve las estanterías de las librerías plagadas de libros de Elrubius o Vegeta777, no acabo de entender qué clase de calidad literaria busca esta gente en libros juveniles.

En cualquier caso, hay una virtud innegable en Harry Potter, y es que ha conseguido que muchos niños y adolescentes que jamás habían tocado un libro descubrieran el placer de la lectura. Esto le hizo ganar, en 2003, el Premio Concordia de la Fundación Príncipe de Asturias; he aquí la justificación:

La obra de la escritora inglesa J.K. Rowling (Yate, South Gloucestershire, Reino Unido, 1965) se ha convertido, con los siete libros de Harry Potter, en un fenómeno sociológico y humano sin precedentes en la cultura de nuestro tiempo. La trascendencia social de la creación de Rowling se fundamenta en haber logrado que niños de etnias y culturas de todo el mundo hayan descubierto la bondad de la lectura y encontrado en las fascinantes aventuras de Harry Potter un estímulo para la imaginación y la creatividad. La obra de Rowling promueve, al mismo tiempo, y sobre todo, la identificación de los jóvenes con valores humanos tan esenciales como el discernimiento entre el bien y el mal, la importancia de la cooperación y la solidaridad para superar los problemas y obstáculos del vivir; en definitiva, ideas y capacidades que alientan y hacen posible el entendimiento y la concordia entre los seres humanos.

(FPA.es, 2003)

Eso sin contar con que, según un estudio del Journal of Applied Social Psychology, leer la obra de J.K. Rowling hace que los jóvenes tengan menos prejuicios contra las minorías.

Pero, ¿qué es lo que nos atrae tanto de Harry Potter?

Era un adolescente cuando la leí la saga por primera vez; seguramente tendría 14 o 15 años. Por aquel entonces era aún joven e inocente. Todavía no había leído a los grandes autores, ni me había adentrado en el estudio de la literatura. En otras palabras: disfruté de los libros únicamente porque eran divertidos.

Así que ahora, que ha pasado más de una década, no podía dejar de preguntarme: ¿es Harry Potter realmente tan bueno? ¿Es todo nostalgia? ¿Podría ser que se tratara tan solo de una historia entretenida para niños y adolescentes? A mí me gusta descubrir las cosas empíricamente, así que la única forma de descubrir si la edad me había engañado era releer toda la saga.

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Tras acabar los siete libros (¡se dice pronto!), me sorprende la cantidad de cosas que había olvidado. Más importante aún, había muchísimos detalles que pasé por alto. Estos libros son, en efecto, muy divertidos de leer, pero no por lo que yo llamo el efecto Michael Bay, que consiste en soltar toda clase de estereotipos, uno detrás de otro, sin sentido ni profundidad. En Harry Potter, la trama fluye con facilidad, y recompensa a los lectores que se fijan en los pequeños detalles, pues acaban siendo puntos muy importantes más adelante en la historia.

Leer esta saga es parecido a leer una novela policíaca con magos adolescentes como protagonistas. Cada libro es un misterio, y a lo largo del camino hay todo tipo de pistas para que averigües qué es lo que está pasando. Otros autores podrían haber culpado a Snape de robar la piedra filosofal, a Hagrid de abrir la cámara de los secretos, o a Sirius Black de matar a Pettigrew, pero no Rowling. Nos hace desconfiar de estos personajes a propósito, pero solo porque los estamos viendo a través de los ojos de unos adolescentes. En cuanto tomamos un poco de distancia de la perspectiva de Harry, nos empezamos a dar cuenta de la realidad. Por supuesto, Hermione Granger suele saber lo que está pasando antes que nosotros, pero no sería justo intentar competir con ella.

Pero no es solo por eso que esta saga nos atrae tanto. Lo que nos hace volver a Hogwarts año tras año es el mundo mágico que la autora ha creado. Está repleto de comidas extraordinarias, fotografías en movimiento, aldeas ocultas de hechiceros y brujas, y un amplio abanico de artefactos mágicos o encantados. No se trata solo de símbolos de cartón; cada uno de ellos tiene su propia historia y anécdotas. ¿A quién no le gustaría tener su propia Firebolt 3000? ¿Quién no tiene curiosidad por saber qué tipo de varita le asignaría Ollivander? ¿Cuántos millones de personas han tomado el test del sombrero seleccionador? Todo este lore es tan profundo e interesante que Rowling sintió la necesidad de explorarlo en tres spin-offs (Quidditch a tavés de los tiempos, Animales fantásticos y dónde encontrarlos, y Los cuentos de Beedle el bardo; de éste último hice una reseña recientemente).

Lo cual nos lleva a las casas de Hogwarts.

Cuando era librero en Oxford, solía tener muchas conversaciones con mis compañeros sobre cuál era nuestra casa, y por qué. Por ejemplo, yo estoy encantado de ser un Ravenclaw (tengo hasta una taza y una sudadera con el escudo y el águila), mientras que otros defienden la ambición de los Slytherin o el valor de los Gryffindor. Curiosamente, casi todos los libreros con los que trabajé eran Ravenclaw o Hufflepuff.

Incluso tenía conversaciones sobre a qué casa pertenecería tal o cual persona, aunque nunca hubieran hecho el test, según su personalidad. A fin de cuentas, estas divisiones no son puramente arbitrarias y tienen algo de cierto, algo de arquetípico detrás de ellas. No soy el único que piensa así; este artículo también discute las cualidades arquetípicas de cada casa, y como éstas interactúan entre sí y ayudan a crear la trama.

De no ser por esta división en facciones con características salientes, la eterna rivalidad entre Harry Potter y Draco Malfoy como representantes de los valores de Gryffindor y Slytherin no sería tan interesante. A pesar de que ambos se pelean frecuentemente y detestan todo lo que el otro representa, no debemos olvidar que el sombrero seleccionador originalmente quería situar al protagonista en la casa de la serpiente, mostrando así que no todo es blanco y negro, y que nuestros enemigos pueden ser más parecidos a nosotros de lo que pensamos.

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Es gracias a esto que nos fascina tanto conversar sobre las casas de Hogwarts, porque formando parte de una de ellas, somos también parte de la historia. Hoy en día, 21 años después del lanzamiento de Harry Potter y la piedra filosofal, la gente sigue acudiendo a Pottermore a hacer el test. Esto no puede ser casualidad. ¿Habrá leído J.K. Rowling a C.G. Jung…?

Pero esta estructura arquetípica no se expresa tan solo a través de las casas, sino también de las múltiples tramas que se entrelazan entre sí. El foco de atención está puesto sobre Harry y sus amigos en la lucha contra Voldemort, pero hay muchas más historias presentes en estos libros. Tenemos el arquetipo de amor no correspondido que pervive a través de los años y la muerte; el del traidor que corrompe y divide a un grupo de amigos; el de los rebeldes que se marginan de la sociedad para luchar contra la autoridad establecida pero corrupta… Pero, sobre todo, tenemos el arquetipo del bildungsroman, la historia de aprendizaje donde los niños crecen y maduran a través de todo tipo de experiencias para convertirse finalmente en adultos.

A mi pregunta inicial sobre si estos son libros infantiles, se podría decir que sí. También son libros para adolescentes, jóvenes, y adultos, y eso es lo que los hace tan brillantes e imperecederos. Cuentan una historia diferente a cada tipo de persona, porque tienen una gran riqueza de personajes, historias y detalles. A mí me fascinan particularmente los logros de los Ravenclaw y los misterios del Ministerio de Magia, mientras que otras personas prefieren prestar más atención a las aventuras del trío de protagonistas, al complejo carácter de Severus Snape como doble agente, o al sorprendente crecimiento físico y emocional de Neville Longbottom.

Así que, cuéntame, ¿qué historia lees tú cuando lees Harry Potter?

13 comentarios

  1. Post muy interesante, sobre todo para los que como yo crecieron con Harry Potter. Y yo, como tú, también había olvidado muchas de las cosas que ocurren a lo largo de la historia. Muchas gracias por esta vuelta al pasado (o al presente… o al futuro? 😊 )

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  2. Me ha gustado mucho tu artículo.
    Yo leí los libros siendo ya madre, a mi hijo pequeño le encantaban y quise saber porqué.
    Me enganché a Harry desde las primeras páginas por varias razones :
    -Como madre me sentí responsable de ese niño sin padres y malviviendo con esa horrorosa familia.
    -porque siendo niña espere durante mucho tiempo que apareciera en mi vida un Hagrid que me dijera … Eh tú ¿pero no sabes quien eres? Eres alguien especial!
    -Y porque siempre he querido vivir rodeada de magia.
    Un saludo.

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  3. Yo no he leído ninguno de los libros de la saga de Harry Potter (aunque no descarto hacerlo…).
    De lo que sí estoy seguro es de que has dado en el clavo con tu artículo: la verdadera importancia de estas novelas es, sin duda, que ha acercado la lectura a miles (o millones) de personas en todo el mundo. Y has hecho bien, en mi opinión, en recordarlo incluso con las palabras del jurado que le concedió el Premio Príncipe de Asturias.
    Enhorabuena, y gracias por el artículo.

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  4. Comencé a leer a Harry Potter precisamente después de ver las enormes colas de niños y adultos que aguardaban ante las librerías con cada estreno y hacerme exactamente la pregunta con la que inicias esta entrada. La verdad es que lo dejé a las pocas páginas. No me enganchó, pero tengo que reconocerle el gran mérito de haber incentivado la lectura entre los pequeños (y muchos no tan pequeños) y ya por eso merece todos mis respetos. Me gustó, en cambio, la obra «seria» de J. K. Rowling, que me sorprendió por su dura temática y la forma de abordarla. Creo que aprender a disfrutar de la lectura es lo mejor que puede ocurrirle a cualquier chaval, así que ¡bienvenidos todos los Harry Potter del mundo! Un saludo, Miguel.

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    • Sin duda, Harry Potter es una saga que despierta pasiones. Y sí, la obra de J.K. Rowling se caracteriza por ser particularmente dura en ocasiones. Eso se debe a su experiencia ayudando a mujeres desfavorecidas en ONGs, en las que presenció muchas crueldades e injusticias. No por nada dicen que leerla ayuda a reducir la tendencia a discriminar 🙂

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  5. Me impresionó tu artículo, yo he visto todas sus películas, y tienen ese no sé qué enganchador, Por otro lado me resulta interesante cómo pones el foco en los arquetipos: son tantos que difícilmente alguien no entraría en alguno 🙂 saludos!

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  6. Yo no he tenido la oportunidad de leer los libros, deseo leerlos, pero la verdad, no los quiero leer en pdf y comprarlos me sale en un alto costo, en mi caso esperare a tenerlos en físico algún día porque soy muy fan y considero que leerlos en pdf sería un «deshonor» a la saga

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  7. No has podido describirlo mejor. Yo soy una de las niñas que ha crecido con Harry Pottter y que aún a día de hoy (con 30) sigo fascinada con su universo.

    Mi hermana mayor me regaló el primer libro cuando tenía 10 años (y fue poco antes del «boom» que tendría toda la saga), siempre que lo pienso digo «que ojo tuviste hermanita» y es algo que le agradeceré siempre.

    Las películas también me han gustado (unas más que otras) y los directores han sabido captar muy bien ese universo que Rowling describía en sus libros (menos mal!!). Pero aún así, si alguien me pregunta por el universo Harry Potter, siempre les digo que se lean primero los libros y después que se vean si quieren las películas…

    Y ahora tengo dos cosas pendientes: una, volver a leerme la saga entera de nuevo y dos, conseguir que mi sobrino de 10 años se adentre en en el universo como hice yo con su edad…

    🙂

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  8. En la relectura, diez años después de la primera, se da uno cuenta de cómo Rowling ejecuta magistralmente un tempo narrativo propio de las novela de misterio o policiacas. Ésa es una de las grandes bazas literarias que pueden explicar el éxito, como bien dices, entre un público no tan juvenil. Gran artículo 🙂

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