Reseña: Norwegian Wood, aka Tokio Blues

Norwegian Wood

I once had a girl, or should I say she once had me…

A principios del 2017 (¡hace ya un año!), me planteé una pregunta muy importante: ¿cuál sería mi primera lectura del año? Eché un vistazo a mi estantería y me encontré con un libro que había estado acumulando polvo desde tiempo inmemorial, esperando a ser leído: Norwegian Wood (aquí conocido como Tokio Blues), de Haruki Murakami.

¿Un libro japonés basado en una canción de los Beatles? No podía perdérmelo. Además, es por todos conocido que Murakami es un maestro de las letras; fuera a donde fuera, no dejaba de escuchar a todo el mundo alabarlo por su estilo rompedor e inimitable.

Después de leerlo, tengo que decir que concuerdo con estas alabanzas. A pesar de que ha pasado un año desde entonces, éste libro sigue fascinándome.

Por aquel entonces, aún no había leído ninguna otra obra de este autor. Tampoco es que fuera un problema, ya que parece ser que ésta es una novela excepcional dentro del corpus de Murakami. Hay quien dice incluso que es una obra autobiográfica, y es cierto que tiene muchos elementos inspirados en la propia vida del autor, aunque la trama no tiene nada que ver con su experiencia personal.

Norwegian Wood cuenta la historia de Toru Watanabe durante sus años en la universidad. Cuando era un niño, sus mejores amigos eran un chico llamado Kizuki y su novia Naoko. Estos tres jóvenes pasaban todo su tiempo juntos, y no podían soportar separarse en ningún momento. Pero entonces, para sorpresa de todos, un día encontraron que Kizuki se había suicidado.

Toru no podía seguir soportando vivir en el lugar que le recordaba a la muerte de su mejor amigo. Buscando huir de todo aquello, decidió mudarse y estudiar en la Universidad de Tokio. Allí llevó una vida bastante común, estudiando bastante poco por culpa de los altercados universitarios de aquellos años. Sin embargo, él no se queja, ya que esto le deja tiempo para su pasatiempo favorito: leer novelas.

Al cabo de unos años, en contra de todo pronóstico, Toru se encuentra de nuevo con Naoko. No le sorprende descubrir que ella aún no había superado la muerte de su novio. Inestable y deprimida, Naoko busca constantemente la compañía de Toru, pero todo lo que hacen es deambular sin rumbo por la ciudad.

Pero Naoko no será la única mujer que se encuentre en sus andanzas por la capital japonesa. Durante uno de sus paseos a solas, Toru conoce a Midori, una chica enérgica y curiosa quien, a pesar de haber sufrido mucho, quiere disfrutar todo lo que la vida tiene que ofrecer.

A partir de ese momento, Toru recorrerá una estrecha línea entre la cordura y la locura mientras intenta cuidar a Naoko y a Midori, sin darse cuenta de que su propio bienestar mental depende de ambas.

Norwegian Wood es mucho más que su trama. La forma en que se presenta cada situación, en que se describe cada escenario, hace que el lector se sienta en paz. Éste ha sido uno de los pocos libros que me han hecho disfrutar de cada párrafo, cada frase, que me ha hecho querer pararme a contemplar el paisaje en lugar de darme prisa para averiguar qué es lo siguiente que va a pasar. Realmente me sentí como si estuviera viviendo la vida de Toru. Sus paseos a través de la naturaleza y los bares de la capital realmente te hacen sentir cómo debía ser la vida en Japón en los años 60 y 70. Sientes que todos esos paisajes no son solo decorado, sino la obra en sí, como si el autor fuera un pintor que dedica todo su tiempo y esfuerzo a mostrarnos su realidad, pincelada a pincelada.

Esta novela fue adaptada al cine, a cargo del director Tran Anh Hung, en 2010. Aunque en líneas generales es fiel al libro y muestra claramente los lugares a los que Murakami se refería, no percibí la misma belleza y fascinación por los detalles más cotidianos que el autor mostró en su novela. Uno de los aspectos a los que la película no presta tanta atención son los personajes secundarios, especialmente Storm Tropper y Nagasawa.

El primero es el compañero de habitación de Toru durante su primer año de universidad, una figura cuya obsesión con el orden y el ejercicio lo hace realmente divertido, aunque no carece de ciertos matices trágicos que tan solo se sugieren sin llegar nunca a concretarse.. En cuanto a Nagasawa, se trata de un hombre mujeriego con el futuro asegurado gracias al estatus de su familia. A pesar de que todas sus acciones (en especial la forma en que trata a su novia) son despreciables, no podemos evitar sentirnos atraídos por su peculiar fascinación por el arte.

A día de hoy, Norwegian Wood sigue siendo uno de mis libros favoritos. Gracias  a él descubrí a Murakami, un autor que parece saber hablar directamente al corazón en vez de al cerebro. Precisamente estos días me estoy leyendo otra de sus obras, De qué hablo cuando hablo de escribir, donde nos cuenta su postura sobre la profesión de escritor y el mundo literario. Pero de eso ya hablaré en otro post.

Si no habéis leído nunca a este autor, os lo recomiendo encarecidamente. Su perspectiva cosmopolita hace que no se reduzca a un producto del arte japonés, sino a un artista cuya visión es verdaderamente universal y capaz de tocar y fascinar a lectores de cualquier parte del mundo.

Para ver las opiniones de los usuarios de Oh!Libro sobre esta obra maestra, puedes hacer click aquí. Y por supuesto, si te has leído Norwegian Wood, o cualquier otro libro de Murakami, no dudes en decirme qué opinas 🙂

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